01 de Octubre 2015.
¡Buenos días, Mundo!
Son las 05:30 y mi despertador me avisa que ya es hora
de levantarse y desayunar. Me despierto muy activo aunque algo nervioso, como
siempre que tengo carrera.
El día anterior, famosa festividad de Halloween, unos cuantos componentes de
la SNUM estuvimos dándole a los instrumentos en Granja de
Rocamora para animar un poquito el pasacalles que había organizado el Excmo.
Ayto.
Por suerte acabamos pronto; todos nuestros amiguetes
estaban liadillos, así que Vero y yo
nos fuimos a casita, cenamos, me preparé la mochila, vimos un poquito la
televisión y sobre las 00:00, a la camita a descansar.
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Con nuestros "terroríficos" disfraces. Mike, Roque, David y Pedro. |
A principios de semana, me avisaba Isidro Graciá (eldense de nacimiento,
cojense de corazón y granjero de club) que se había animado y se venía
conmigo a la carrera de Alfàs. El pobre estaba un poco tocado con ciática y no
forzaría mucho la máquina, aun así, vendría a correr y disfrutar de la prueba
de la que tan bien le había hablado.
Son las 7:15 y por fin he logrado ponerme la lentilla
izquierda, se me resistía más de lo habitual.
¡Se me hace tarde! ¡Oooops!
Hago un rapidísimo calentamiento corriendo al trote
desde la puerta de casa al ascensor.
No sabía muy bien dónde estaba el centro comercial,
así que me dejé guiar por el pequeño aunque preciso GPS portátil.
A falta de 5 minutos para la cita, recibí la llamada
telefónica de mi amigo Isidro.
- ¿Qué te queda, Mike?
- ¡Estoy llegando ya! ¡Cinco minutillos! – respondí
mientras sacaba cálculos ficticios y reales de mi contestación –
¡Alicante estaba muy activa esa mañana!
Mientras
llegaba al punto de encuentro, varios grupos compuestos por de decenas de
runners corrían en ambos sentidos. Al verlos, me acordé de mis compañeros del
club C.A. GRUMOCS,
esos “locos” que están preparando la “prueba reina”, esa que llaman: Maratón.
Pensé que todos aquellos corredores estaban haciendo su tirada larga y casi
obligada de 30K para la próxima Maratón de Valencia.
10 minutos más tarde de lo que prometí a Isidro,
entraba al parking del centro comercial. Estaba prácticamente vacío y en
reformas.
Una mano, a través de la ventanilla izquierda de un
coche de color oscuro, me invitaba a acercarme.
- ¡Ese debe ser Isidro!
Aparqué justo detrás del vehículo, cogí la mochila y
sin todavía reconocer el rostro del propietario, me subí en la parte de atrás,
pues Isidro me comentó que vendría acompañado por su chica María Lozano.
Qué alivio sentí después de ver la cara de Isidro al
volante, ¿y si no hubiera sido él?; a las 8 a.m. y en un parking desnudo de
vehículos, no era muy difícil acertar.
Pasamos un entretenido viajecillo de ida hablando de
otras pruebas en las que participar, las ganas de María en calzarse unas
zapatillas, y sobre todo, del desnivel de la prueba en cuestión repasando la
dura subida de 3 km. hasta el Faro del’Albir
(110m altura) y las maravillosas vistas desde aquel punto mágico.
Isidro, muy preocupado me comentó que llegaríamos
justitos a la prueba, pues pensaba que comenzaríamos a las 9:30; yo sabía que
habíamos salido de casa con bastante tiempo de antelación, pues andarines y
corredores de la versión de V Millas comenzarían antes que nosotros, estando
prevista nuestra hora de comienzo a las 10:25.
Sabía que de esta manera estaríamos mucho más
relajados cuando dieran el pistoletazo de salida y nos daría tiempo a tomar un
cafetillo “activador” mucho antes del inicio. Mi compañero quedó más tranquilo
al comentárselo, sin embargo, el gesto reflejado en los rasgos faciales de
María al escucharlo, resultó muy gracioso.
- ¡Podría haber dormido un ratito más! – Reprochó María
con mirada inculpadora a la par que tierna, al pobre de Isidro que estaba
totalmente convencido del comienzo de la prueba –.
Me limité a sonreír ante aquella divertida situación.
¡Por fin llegamos a L’Alfàs!
Todavía es pronto, son las 08:35 y logramos aparcar
muy cerquita de la pista de atletismo, donde dará comienzo la prueba.
Miramos los paneles con el número que se nos ha
asignado de dorsal. Isidro localiza ágilmente el suyo, por el contrario, yo me
desespero buscando mi apellido en la lista.
- ¿Qué número llevas, Mike?
- Pues… ¡ninguno!, no aparezco en la lista.
María repasó el listado para verificar mi ausencia y
¡exacto, no estaba! Menos mal que me inscribí en Mayo y no la misma semana como
mi compañero.
Me dirigí a la cola que se había formado sobre
incidencias y corredores que se estaban inscribiendo “In Situ”. Tras unos 10
minutillos, llegó mi turno.
En los escasos metros que me separaban del punto de
incidencias, me tropecé con José. A. Vicente
(C.D.C. Atletismo La Marina),
un veterano al que admiro e intento seguir en algunas pruebas, buena liebre
para aquellos que pretendan hacer sub 40’ en un 10K; nos dimos un enérgico
apretón de manos y continuamos nuestros caminos.
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Con la simpática Zai. |
Zaira Brotons, parte del equipo organizador de la prueba, se
encontraba tras la mesa. Casi por inercia y mirando la pantalla de su ordenador
portátil, me pidió los datos para inscribirme; alzó la cabeza y ambos
sonreímos.
Creo que no nos habíamos vuelto a ver desde la carrera
de Granja de Rocamora.
- ¡Hola Zai!, yo ya estaba inscrito desde Mayo, es que
no aparezco en el listado.
- ¡Ok! ¡No te preocupes!
Le dije mi nombre completo y apellidos para agilizar
la búsqueda, sin embargo, me reconoció inmediatamente como “Mike Portugués” y tal cual, apareció mi
nombre en el listado al finalizar la carrera.
¡Todo arreglado! ¡Me asignaron el dorsal 444!
Recogimos la bolsa del corredor: caldo aneto, sunny
limón, bote de fanta de limón, botellita de agua, barrita energética, y una
camiseta no demasiado llamativa en esta edición de la prueba.
Estábamos pidiendo en la barra del bar que hay en el
recinto donde dará comienzo la prueba cuando veo a Serafín Hernández que viene corriendo a saludarme con un buen
achuchón, le presento a mi compañero Isidro, ya le dije a mi acompañante que le
presentaría muchos amigos.
Llevaba mucho tiempo sin ver a Sera, y esta prueba me
trae muy buenos recuerdos, gracias a ella, lo conocí. Jamás olvidaré el momento
en que nos cruzamos en la bajada del Faro y me dijo que lo siguiera, tuve que
desistir y dejarlo marchar, hizo un tiempazo brutal.
Cabe citar que Sera es mi mentor en el mundo del
trail, toda una bestia en la montaña, capaz de descender por lugares donde no
bajarían ni las cabras montesas
si les faltase alimento.
Tras Sera se encontraba su mujer Pilar Soto y su hijo Iván,
a los que saludé al instante. A Pili ya la conocía, pero al gran Iván sólo lo
había visto en fotos con mi compi montañero. Quedamos en vernos más tarde, pues andaban buscando a un amigo.
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Iván, Pili, Sera, Mike e Isidro. Toda una SkyRunners' Family. |
Ya con los cafés en las manos, nos dirigimos hacia una
mesa en el exterior. El cielo se entristecía por momentos.
¡Nos va a caer una buena! – Exclamaba Isidro -.
Ya eran las 9 y Pepe
Brotons anunciaba la salida para los andarines.
Poco después de sentarme, un rápido parpadeo hizo que
mi fastidiosa lentilla izquierda se ocultara tras mi párpado.
Tuve que ir a los vestuarios para intentar solucionar
el problema y poder correr con normalidad. Nada más entrar busqué la luz y…
¡sorpresa! ¡No había luz!
- ¡Fantástico! ¡Tendré que quitarme la lentilla a
oscuras y ponerla nuevamente!
Me suele costar un poquito colocarme las lentillas por
la falta de uso, tan sólo me las pongo en las competiciones o entrenos de
calidad. Afortunadamente y ante todo pronóstico pude acertar a la primera en
extraerla de mi ojo y volver a colocarla correctamente en su sitio.
- ¡Ufff! ¡Menos mal! ¡Ya me veía corriendo sin una
lentilla!
Volví a sentarme una vez más a la mesa para acabarme
el café, al finalizar, coloqué cuidadosamente mi dorsal en la camiseta
intentando centrarlo decentemente; me quedé con los pantalones cortos y la
camiseta de tirantes, listo para hacerme junto a mi amiguete Isidro, la
fotografía que mostraríamos a nuestras amistades.
María, nuestra fotógrafa particular durante la mañana
del domingo, estaba dispuesta a sacarnos aquella foto cuando apareció José M.
Azor “Michel” (C.A. Els Caragols de Agost),
un buen amigo y gran corredor. Sabía de algunos amigos que venían con seguridad,
como Sera, Pili y Jordi. La presencia de Michel me sorprendió, él competía en
la versión de V Millas.
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Isidro y yo, con Michel y su compañero. |
Nos despedimos muy rápido, Michel tenía que calentar y
apenas faltaban unos minutos para que arrancara la prueba de las V Millas.
Empezaba a refrescar, la temperatura era idónea para
correr.
Nos dirigíamos al coche a dejar las bolsas del
corredor para que María no tuviera que hacernos de “perchero humano”, cuando
divisé a Marjolis García (C.A. Apol-ana), la conocía de verla prácticamente en
todas las carreras que he realizado con Grupo Brotons,
y la seguía por Facebook; a través de la citada Red Social, ella comentaba que
sería la primera vez que correría las X Millas, pues siempre había participado
en la versión corta.
Me acerqué a saludarla. Estaba hablando con un
conocido. Sin pretender molestar mucho, interrumpí la conversación por unos
instantes para darle dos besos a Marjolis y desearle mucha suerte en la nueva
distancia.
Ágilmente, detecté en su cara que no lograba ubicarme.
Sin estar presente en la posterior conversación con su compañero, pude sentir
cómo la “runner incansable” explicaba a su acompañante la sensación de
perplejidad al desconocer la identidad de aquel chico con “barbita” vestido de
verde.
- ¡Ey Jordi!
– Exclamé al ver a mi estimado amigo alicantino, mientras nos dábamos
palmaditas en la espalda–.
Jordi estaba en un pequeño parquecillo con columpios y
toboganes, dentro del recinto deportivo a escasos metros de la entrada,
acompañando a un compañero de club y sus pequeños.
- ¡Luego nos vemos en el bar, Jordi!
- ¡No creo que pueda quedarme, pero nos vemos al
acabar!
De regreso a la pista de atletismo, se anunciaba la
salida para la prueba de las V Millas, seguidamente, Pepe nos invitaba a
calentar sobre el césped y el tartán; Isidro y yo obedecimos fielmente.
El tiempo pasó muy deprisa, casi sin darnos cuenta
estábamos todos los presentes andando hacia la línea de salida.
- Mike, yo me quedo por detrás para no entorpecer – me
comentó Isidro –
Nos deseamos mucha suerte.
Cuando me hallaba aproximadamente a la mitad, volví a
distinguir a Jordi Madrid en el lado
opuesto con su equipación “Urban Runner”, me aproximé a saludarlo,
estrechamos nuestras manos y me ordenó que me posicionara en mi lugar.
Dos filas más adelante reconocí a Simhamed Boucetta, un atleta de élite perteneciente al citado club Apol-Ana de Alicante. Boucetta fue el
ganador absoluto en la pasada edición, haciéndose con un pedazo de premio: Un viaje valorado en 1000 € al Grand-Prix de
Berna (Las X millas más bonitas de Suiza)
¡Seguro que este año volvía a dar caña!
Mientras respiraba hondo, antes de que dieran el
pistoletazo de salida, miré los rostros de aquellos locos que corren como yo, y
que habíamos ido a batirnos en duelo contra nosotros mismos. Todos los que me
rodeaban presentaban rostros serios y de gran concentración.
¡Bang! ¡Arrancan las X Millas!
Salimos a buen ritmo pero reservando fuerzas, pues
algunos conocemos ya la prueba y sabemos que lo más duro comienza después de
las 5 millas.
Unos pocos metros sobre el tartán y subimos dos
pequeñas cuestecillas hasta salir a la urbe. Damos una vuelta a la manzana
próxima a la pista de atletismo y comienzo a adelantar corredores para
posicionarme mejor, mi primer kilómetro suele ser el más explosivo.
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Segunda "subidita" y salida de la pista de atletismo. Fotografía de María Lozano. |
Tras finalizar el primer kilómetro a 3:59min/km y
dejarme llevar en una prolongada cuesta abajo, conseguí ponerme a su altura.
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Siguiendo los pasos de Yamilka. Fotografía de María Lozano. |
- Chicos, voy a quedarme con ustedes los primeros 8 kms,
voy cómoda a este ritmo – nos expuso Yami con su característico acento cubano
sin que apenas le temblara la voz mientras corríamos por debajo de los 3:45min/km
-.
En aquel instante miré a mi derecha y hacia atrás,
Yami se encontraba justo en el centro, escoltada por cuatro corredores más, yo
situado a la izquierda y delante de ella cortando las pequeñas ráfagas de aire
que nos hacían ralentizar un poquito.
Me sentí importante, inconscientemente asocié esa
imagen con la que tuve el placer de ver en la Maratón de Berlín 2014, donde Anna Hahner se encontraba refugiada bajo la protección de numerosas liebres que le marcaban
el ritmo que debía seguir https://youtu.be/VEPdiHPo0wg?t=18m3s; ese mismo
año, Dennis Kimetto lograba el récord
del mundo en la distancia Reina: 2h 02’
57’’.
- ¡Nos vas a utilizar de liebres! Quieres que te
cortemos el viento, ¿eh? ¡Cuando quieras acelerar, sólo nos lo tienes que decir
y nos abrimos! – le comenté mientras la miré sonriendo –.
Yami nos dio las gracias y me devolvió la sonrisa.
Juntos, mantuvimos el ritmo por debajo de los 3:50min/km poco más de 4
kilómetros, hasta que pasamos por el primer avituallamiento líquido y me
descolgué al recoger una botellita de agua.
Ya fue imposible remontar, debo perfeccionar el arte
de hidratarme en movimiento y no bajar demasiado la velocidad. Mi paso por el
kilómetro 5 me indicaba un ritmo medio de 3:56min/km. Me encontraba fuerte y
estaba esperanzado en poder rascarle 4 minutos al crono del año pasado.
Corremos pegaditos a la playa, muchas personas que
pasean y otras que se encuentran en los barecillos, nos animan enardecidamente.
Tomás Marín, un buen amigo de los “Carreristas de Callosa de Segura”, me adelanta junto algunos
compañeros más de su club. Nos saludamos alegrándonos del reencuentro tras coincidir
en las últimas semanas, haciendo series en la urbanización callosina de “la Monsina”.
Del kilómetro 5 al 8, comenzamos el prolongado ascenso
al faro hasta una altura máxima aproxim. de 106m.
El Faro de L’Albir se encuentra dentro del Parque Natural de Sierra Helada
y la entrada es gratuita, pese a tener un horario de apertura y cierre. Cabe
citar una pequeña exposición incluida en el interior del montículo avizor.
Las vistas durante la subida son increíbles, pequeñas corrientes
de aire nos hacen esforzarnos un poquito más de lo que debemos para intentar
aguantar el ritmo.
Un último quiebro, nos alienta acelerando el ritmo para
llegar a nuestro objetivo intermedio. El atleta de élite Juan A. Fernández (Club Atletismo Benidorm)
nos anima al principio de la citada vertical.
Escucho la moto de la policía, debemos pegarnos todo
lo posible a la derecha, pues ya bajan los primeros corredores: Boucetta en cabeza, a casi medio minuto
le sigue Rubén Caballero (compañero de Juanan en el CAB) y tras él, un rostro familiar en varias carreras aunque he de reconocer que
desconocía su identidad hasta aquel mismo día, era Antonio Lorente (C.A. Crevillente)
Disfruté como un enano viendo lo rápido que todos
ellos descendían controlando perfectamente su respiración; los animé como el
que más y capté la agradecida mirada de todos ellos. Los rostros de Rubén y
Antonio mostraban el tremendo esfuerzo que estaban realizando por dar caza a
Boucetta.
Marivi Lobo (reconocida fotógrafa en casi todas
las pruebas de la provincia) estaba con su cámara preparada para captar
nuestras mejores y peores caras en la proximidad del faro. La miré y sonreí.
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Última subida hasta el Faro de L'Albir. Fotografía de Marivi Lobo. |
Este año no me pilla desprevenido, he estado
haciendo algunos días de cuestas con Álex
y Luis en Callosa, y noto como no me
supone gran esfuerzo afrontar la temible subida a buen ritmo. No quiero
excederme y ascender a toda mecha hasta el punto medio de la prueba, prefiero aguardar y ser constante en la subida, el ritmo medio es mejor de lo que
pensaba, 4:27min/km. ¡Genial!
Algunos pocos corredores lograron adelantarme en
aquellos kilómetros.
Casi 200 metros me separan del pequeño faro y nuestra
protegida “Yami”, baja a toda velocidad. Tan sólo una de las liebres iniciales
la acompaña.
El suelo que envuelve a la gran linterna apagada, es
empedrado y dificulta el correr con normalidad. En la parte trasera, todo lo
que mi vista alcanza es mar, un mar azul que brilla con intensidad frente al
contraste grisáceo que presenta el cielo nublado.
Bajo notablemente el ritmo, respiro hondo y recupero
el aliento para dar rienda suelta a mis patitas en la bajada. Me dejo llevar.
Un pequeño pico de 110m de altura surge en el kilómetro
10, a penas lo percibo; mantengo un buen ritmo por debajo de los 4:20,
aprovechando cada descenso y llano del terreno.
Me cruzo una vez más con el gran Juanan (CAB) que me
anima enérgicamente, lo cual me hace aligerar el ritmo sin pretenderlo.
Tras unos minutos volando sin control cuesta abajo, rostros
conocidos florecían en sentido contrario. Primero, la estirada silueta de Jordi hacía acto de presencia y me
gritaba fuerte dándome más alas.
Iván y Sera
venían mucho más atrás, pues creo recordar que el joven runner no había sido
partícipe de una distancia y recorrido similar; había planificado
escrupulosamente la prueba para intentar ascender a lo alto de la clasificación
bajo su categoría de “Juvenil Masculino”;
Serafín chocó mi mano dotándome de mayor brío.
- ¡Vamos presi! –gritaba Isidro unos minutos más tarde. Su rostro era de una disciplinada
entereza -.
Casi había descendido por completo, cuando distingo a Pili que corría sonriente y sonrojada,
en solitario pero a ritmo firme. La pobre está sufriendo entrenos y
competiciones de montaña toda la temporada gracias a su querido Sera que la
motiva a “tirar al monte”. Pese a los pequeños reproches de Pili a su “amor”,
por el machaque campestre, sabe que con tanta montaña tiene unos cuádriceps y
gemelos de hierro que la empujan a las alturas sin casi darse cuenta.
Hace poco que he dejado tras de mí el conocido parque
de la Serra Gelada.
Paso el kilómetro 12 y el Garmin me avisa que mi ritmo
ha sido de 3:51 en el último kilómetro. Los siguientes 1000 metros, resultaron ser un falso llano que supero
sin demasiado esfuerzo. Percibo como el terreno vuelve a empinarse, ¡no
recordaba esa subida tan elevada!
Más tarde pude comprobar que la nueva elevación
ascendía a una altura de unos 86m.
Mis piernas se tornan pesadas, saco fuerzas de mis
brazos y torso para intentar recuperar esa energía que tanto necesitaba.
- ¡Vamos, Mike! ¡No queda nada! ¡3 kilómetros y ya
estás cruzando la meta! – me repetía una y mil veces -.
Thor
había preparado su martillo para aplastarme. La lucha interna con mi cabecita
por resistir el “mazazo”, era de magnas dimensiones. Estaba batiéndome en duelo
con el mismísimo Dios nórdico, para que mis piernas no cesaran el movimiento.
Miraba mi reloj y la distancia a penas disminuía,
algunos corredores aprovecharon mi desliz para dejarme atrás. Los perdía de
vista poco a poco.
Dos kilómetros que se me hicieron eternos, pese a que
la velocidad media en ellos, fuese de 5:05min/km.
Me acaba de avisar Mr. Garmin que ya he finalizado el
kilómetro 15.
- ¡A tope, Mike! – me animo a mí mismo -.
Una pequeña bajada me hace retomar el ritmo bajando de
los 4min/km.
- ¡Ahora debo darlo todo!
Antonio Lorente, ¡sí! ¡aquel que bajada tras Boucetta y Rubén!, se cruzaba en mi camino y volvía a subir dirección
al faro.
- ¿Es que te has quedado con ganas de más? –
pregunté a Antonio de manera divertida -.
- ¡Sí! ¡Jeje! – Exclamó como si el cansancio no
hubiera hecho mella en él -.
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Fotografía de María Lozano. |
Escucho la voz de Pepe
Brotons y mis zancadas se aceleran sin control pensando en el paso por el
arco de meta; aquella voz tan conocida había reactivado mi mente y engranaje
muscular. Alguien respira fuerte tras mis pasos, prefiero no mirar y mantener
la cadencia.
Ya estaba en la entrada al recinto, me apresuré, y en
un lateral se encontraba el gran Michel.
- ¡Vamos, Mike! ¡Aprieta!
Descendí por lo que al inicio fue la primera cuesta para
salir de la pista, estábamos sobre el tartán una vez más. Mi perseguidor
aceleró el ritmo.
Abajo en la pista, Boucetta y Yamilka
(menuda pareja de cracks) me sonreían y motivaban, era increíble lo que sentí
en aquel momento.
Podría haberme batido en duelo con mi cazador en un
sprint final, es posible que lo hubiera dejado atrás, quien sabe; preferí
dejarle unos segundos para que tuviera “su momento”, yo también quería el mío.
Necesitaba ese instante para mí, donde sólo estuviéramos
el crono y yo, donde me enfrentaría a mi verdadero rival, mi Yo de hace un año,
el motivo por el que volvía a desplazarme unos 95 kms desde casa, en una fecha
tan señalada como era el día de todos los Santos.
Ni tan siquiera miré aquel crono mientras me acercaba
a meta, coloqué mi dedo índice sobre el botón del Garmin y lo pulsé al escuchar
el pitido del chip. No pude contenerme y ascendí mi brazo izquierdo, finalmente
miré el reloj, había rebajado poco más de 2’ mi anterior marca. No logré
impedir que fluyera de mí una alegre mueca.
Feliz por aquel resultado y deseando volver a Alfàs
para batirme en duelo con mi sombra, seguiré esforzándome por rebajar un
poquito más mi mejor tiempo.
Mi clasificación:
Tiempo Real (mi Garmin): 01:09:54 min | Tiempo Oficial: 01:10:41min |
Ritmo: 4:25min/km | Pos. General: 65/329 | Pos. Senior: 16/54
Consulté con Grupo Brotons el desfase en el tiempo tras comentarlo con otros corredores, cierto era el desajuste
temporal, pese a ello no alteraba la lista de clasificaciones.
Tomé una bocanada de aire fresco tras cruzar la línea
de meta, volví a saludar a José A.
Vicente (C.D.C. La Marina) que ya estaba hidratándose, y recogí el resto de
mi bolsa del corredor.
Bebí Coca-Cola, sentía la necesidad de azucarar mi
sediento cuerpo. Se acercó María (la chica de Isidro y me preguntó por él)
- Todavía le quedaban unos 20 minutillos para llegar –
le respondí a María intentando aproximar su llegada, mi pronóstico varió en
unos pocos minutos-.
María volvió a subir para fotografiar la entrada de su
chico.
Llegó Jordi, contento y feliz, había pegado una gran
tajada a su MMP en la prueba, casi 15 min. ¡Brutal!
Tras él, Iván y Sera, seguidos por Isidro y Pili.
Mantuvieron las mismas distancias que cuando me crucé con ellos en el descenso.
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Con dos grandes amigos: Jordi y Sera. |
Todos estábamos contentísimos, éramos finisher de una
prueba comparable a una Medio Maratón por su dureza, y además, habíamos batido
nuestras mejores marcas.
Jordi y yo, nos acercamos a saludar a otra runner muy
popular, Gemma Ann, toda una
especialista en maratones de asfalto y ultras de montaña. La conocíamos a
través de las RRSS, aquella ocasión era idónea para aproximarnos y saludar, y
cómo no… ¡hacernos una fotito con ella!
Gemma se estaba despidiendo de unos amigos en su
idioma natal, el inglés, por las caras que ponía Jordi, creo que ambos nos
enteramos de un 10% de la conversación. Al poco de entablar diálogo con la campeona absoluta y de categoría de la
prueba de V Millas, apareció una
joven atleta perteneciente a “Atletas de Petrer”,
su nombre era Ana Tolosa.
Ana, también se había acercado a saludar a Gemma,
hicimos una nueva ronda de presentaciones y charlamos un ratito. Esta pareja de
campeonas derrochaba simpatía y alegría por los cuatro costados.
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Con las super-atletas: Ana y Gemma. |
Me dirigí al
panel de clasificación y coincidí con Marjolis.
- ¿Qué tal la experiencia, campeona?
- ¡Muy bien! ¡Me ha gustado!
- Antes he visto que te habías quedado un poquito
"desencajada" con mi saludo, ¿verdad? – sonreí -.
- Es que tengo mucha gente en Facebook y no los
recuerdo a todos, pero ya te reconozco. ¡Jeje!
Nos despedimos y subí a la superficie junto a
María e Isidro.
En el camino me crucé una vez más con Boucetta, en este ocasión me detuve
ante el gran campeón de la prueba para darle la enhorabuena y estrechar su
mano; Antonio Lorente se unió a
nosotros en aquel “petit comité” y
aproveché también para felicitarlo por su tercer puesto absoluto.
- ¡Se acabaron los saludos! – pensé -.
Me equivoqué una vez más, me topé con Yami que se acercaba hacia mí agitando
alegremente una desproporcionada mano de gomaespuma roja.
- ¡Enhorabuena, Yami! ¡Un placer haber corrido a tu
lado!
- ¡Muchas gracias! – respondió agradablemente -.
No quise robarle más tiempo, ni a Yami ni a mis
acompañantes; subí apresuradamente las escaleras hacia el bar.
Allí estábamos los seis: Las tres rubias, la
pelirroja, Isidro y yo.
Te estarás preguntando quiénes eran las tres rubias,
¿verdad?
Una era María y las otras dos, eran dos rubias bien
fresquitas que repusieron mis fuerzas y las del “eldense”.
Y la pelirroja… ¡ahí te visto! ¡muy hábil!, amigo lector, un sabroso “tinto de verano”
para María.
Todos tenían planes para después de la prueba y no
pudieron quedarse a excepción de nosotros, que habíamos acordado tomar una
“cosilla rápida”. Poco a poco, todos aquellos a los que había saludado y
abrazado de buena gana, fueron pasaron por nuestra mesa para despedirse y
marchar.
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"Selfie" cervecero con María e Isidro. |
Nuestra emocionante aventura de 16 kms había llegado a
su fin; el reloj, aproximaba sus manecillas a las 13:30 horas y las comidas familiares
de los Domingos, tan típicas en nuestra zona, nos estaban avisando
telepáticamente.
No nos recreamos demasiado con el almuerzo, pues
nuestros seres queridos aguardaban nuestra visita al atardecer.
Una prueba increíble, dura y bonita a la vez. Ha sido
mi segunda edición, y no será la última.
¿Lo mejor de todo?
El reencuentro, sin lugar a duda, con tantos amigos y
conocidos. Todos y cada uno de ellos, me
han hecho evolucionar como runner y ante todo como persona. No son grandes,
¡son enormes!
Enhorabuena a Grupo
Brotons por la organización de la prueba, a todos y cada uno de los que os cruzasteis
conmigo aquel nublado día, y especialmente, mis agradecimientos a esos dos
compañeros de mi club
que me han hecho sudar la gota gorda entrenando cuestas en Callosa de Segura: Luis y Álex.
¡Mi gratitud sobre todo a ti, amigo lector!
Sin tu lectura, no tendría sentido este humilde blog.
Próxima parada…
3er Trail El Ventós (Agost) – 29 de
Noviembre 2015